Fernando Polack, investigador principal del estudio que se realizará a partir de agosto en Argentina de la vacuna contra el coronavirus a cargo de las farmacéuticas Pfizer y BioNTech, dijo hoy a Télam que apuestan a «tener respuestas sobre su efectividad a fin de este año» y destacó que «ser parte de estos ensayos posiciona al país en lugar de privilegio para la distribución».
«La intención es que la evaluación de la fase 2/3 de efectividad de la vacuna se realice reflejando la diversidad de la población, en un rango de 18 a 80 años, en personas que no se hayan infectado y apuntamos a mirar primero a los trabajadores esenciales, sobre todo a la población de salud pero luego se ampliará», afirmó Polack respecto al estudio de prueba de la vacuna contra la Covid-19 que comenzará en agosto en el Hospital Militar de la ciudad de Buenos Aires.
El médico pediatra infectólogo y director de la Fundación Infant sostuvo que «vamos a probar la vacuna en miles y miles de personas voluntarias, pero apuntamos a tener respuestas a fin de este año».
Argentina fue seleccionada ayer como el único país de la región para llevar adelante una de las fases de prueba con personas de la vacuna contra el coronavirus que preparan Pfizer Inc. y BioNTech SE, que anunciaron que se encuentran a la espera de la aprobación regulatoria de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat).
En cuanto a la preparación del estudio, Polack especificó que están armando «equipo con organizaciones públicas, nacionales y provinciales del AMBA (Área Metropolitana de Buenos Aires) y con sectores privados», entre los cuales mencionó el Instituto Universitario Cemic, el sanatorio De Los Arcos y el Anchorena.
«No puedo contestar sobre la posibilidad de éxito, pero hay datos de esta vacuna en un ensayo previo que están publicados y que muestran que con dos dosis genera respuestas de anticuerpos de 10 a 20 veces mejores que una infección normal por coronavirus», indicó.
Sobre la selección de Argentina para realizar este estudio, Polack aseguró que «fue una enorme compulsa entre muchos otros países e investigadores que estaban interesados en tener el lugar que ocupa hoy nuestro país» y destacó que el trabajo que se hace aquí «en el área de virus respiratorios es conocido a nivel mundial».
«El beneficio de realizar estas pruebas es que pone a la Argentina en un mapa de la ciencia y permite que muchos actores estén pensando en nosotros y típicamente a los países que evalúan las vacunas o los medicamentos, se les abre la puerta para acceder a las remesas de vacunas o medicamentos con prioridad», apuntó.
El médico infectólogo se encuentra trabajando en vacunas respiratorias desde los 29 años y aseguró que «muchos conocen a nuestro equipo y desde que empezó esta enfermedad estuvimos en comunicación con el presidente (Alberto Fernández) y el ministro de Salud (Ginés González García), quienes siempre nos apoyaron y nos dieron el soporte».
El estudio de la vacuna contra la Covid-19, que ya se desarrolla en Estados Unidos y Alemania, se inició y cumplió con determinaciones de seguridad, aprobadas por comités independientes y agencias reguladores de Estados Unidos y Europa, «lo que demuestra que es posible avanzar en su eficacia», indicó.
Las fases 1 y 2 de la vacuna comenzaron a fines de abril en Alemania y en mayo en los Estados Unidos, mientras en la primera fase de ensayos clínicos la vacuna arrojó señales alentadoras, al demostrar que es bien tolerada por humanos. También se comprobó que es inmunogénica, es decir capaz de general anticuerpos.
El estudio se realizará en un 75% en Estados Unidos y luego se agregará la Argentina mientras existe la posibilidad de que Pfizer sume a otros países «aunque no han acordado nada hasta el momento», dijo Polack.
El investigador destacó que hasta ahora no se detectaron «efectos adversos serios en la vacuna», y dijo que ya fueron inoculados «más de 10.000 personas en Estados Unidos» del total de 30.000 que incluiría el estudio a nivel global.
«Vamos a entrar al estudio (en momentos en que está) más avanzado; vamos a tener bastante información antes de empezar», resaltó en diálogo con Télam.
Con respecto a la tecnología experimental que utiliza esta vacuna, que se conoce como ARN mensajero, el infectólogo explicó que se trata de «usar directamente el código genético de una proteína viral y dejar que el cuerpo humano lo tome y produzca la proteína tal como si se hubiera infectado».
«Para lograr eso, tenes que usar el ARN mensajero, que son instrucciones que le da el virus al cuerpo humano para que sintetice una de sus proteínas exactamente igual; es solo una parte muy pequeña del virus, que es donde hay que atacarlo», detalló.
En ese sentido mencionó dos beneficios de este sistema. «Estas tiritas de ARN son muy lábiles, una de las ventajas es que una vez que entra a las células da la instrucción y el cuerpo la desarma y la segunda es que en el futuro va a ser una manera muy fácil de desarrollar una vacuna».
«Al momento, no hay vacunas de ARN que obtuvieron licencias, así que habrá que ver si esta generará todas las defensas que uno espera», dijo.
Por último, Polack destacó que «no son vacunas que apuntan a ser caras, sino accesibles» y recordó que la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció un orden de prioridades para su aplicación, que lidera el personal de la salud seguido por los mayores de 65 años.